I
Estaba muy lejos todavía
de ser incluso una pequeña n
minúscula,
apenas
una puñalada sin nombre
en el
corazón,
apenas un impulso de bajo voltaje
hacia el
hipotálamo.
II
Ni amor aún,
ni alegría,
un mensaje circulando
de
nervio en nervio,
aún no tristeza
ni rabia,
quizás
una
señal envuelta
en miedo elemental.
III
Pasarían
muchos ciclos,
muchas neuronas
implicadas,
recuerdos recién creados
serían destruidos
y
vueltos
a crear
en un infructuoso intento
definitorio.
IV
Una leve puñalada
transformándose
apresurada
en
Platón,
en Heráclito,
en mamá,
en Tagore,
en
Kropotkin,
en Nietzsche,
en Pesoa,
en
Nietzsche,
en Cortázar,
en Nietzsche,
en
papá,
en la rana Gustavo,
en Sisa,
en
Nietzsche…
Una leve puñalada
buscando un nombre.
V
Los gusanos naciendo
de la nada, esa chispa espontanea
que
cruza
de una neurona
a otra.
VI
Los gusanos paseando
desde lo más recóndito de la
mente
hasta asomarse
por las pupilas,
llevando y
trayendo
señales
de bajo voltaje,
creando puertas
con
las neuronas,
puertas
de gusano,
creando una lógica.
VII
Apenas una puñalada sin nombre en el corazón,
abriéndose
paso
en el abismo de la nada
a golpe de bioquímica
y
dolor.
VIII
Los gusanos del abismo
tejiendo sus capullos
entre las
neuronas-puertas,
codificando mariposas en
combinatorias
imposibles.
IX
Gusanos-letras diferenciándose al fin,
desde la a minúscula
primigenia
hasta la sofisticada
e imperial zeta mayuscula.
Creando la munición
para definir leves puñaladas en el
corazón.
EPILOGO
La Creación
en un milisegundo eterno,
en la caricia del
aire sobre la piel desnuda,
en el aleteo
de un pájaro
indiferente,
toda la historia
de todos los seres
de
todos los tiempos
en una onda de presión mezcla de
cigarras,
chapoteos
y lejanas
motos de agua.
La Creación
repetida
a cada instante
expresada en
los sentimientos
que nos conforman,
siempre igual
y
siempre diferente.
Una puñalada
en el corazón
transmutada en sonrisa
al
contemplar la paz
de un perro viejo
y una humana niña.
El amor
creado al fin
con la misma exacta materia
que
el más triste
de los odios tristes.