domingo, 3 de abril de 2016

El olor de los versos (i)




Encuentro los versos que escribo entre la basura
porque vivo
en un vertedero,

            (lo sobrevuelan gaviotas,
             lo adornan rosas rojas,
             lo cuidan negros segadores)

Van
y vienen ratas
y ratones
en eterno carnaval
de corbatas moradas, rojas, azules, de todos
los colores,
flashes, maletines,
besos,
apretones de manos cerrando tratos sobre los cuellos
de los sin rostro,
cambiando cromos
en apuestas
que son la vida de los unos
a costa
de la muerte
de los otros.

Vertedero iluminado
por perennes luces
de Navidad,
de San Valentín,
de Halloween,
de inauguración de pantanos en el secano, de autopistas a ninguna parte,

luces de una decadencia
disimulada
porque de noche
todos los gatos
son pardos.

Todo es falso en esta realidad,
              caverna habitada
                            de sombras deformes,
             de ojos cegados
por el neón de los escaparates,
            de disidentes pacíficos, asumidos, descontados,
                       inofensivos
                                               y tristes.

En este vertedero, entre la basura, mirando siempre al suelo
para no ver
lo que veo,
encuentro los versos
que escribo,
como puedo los limpio un poco,
con cuidado, como quien limpia
las setas
recogidas en otoño,
los recompongo tratando
de disimular sus cicatrices,

pero el alma, el alma de los versos…

          el alma inmutablemente sincera de los versos


por eso huelen así,
                        por eso lloran
                        así,
                                      por eso
                                                  duelen así.

1/3/16