domingo, 31 de julio de 2011

DE AVESTRUCES Y GAROTAS II



El mar era un plato de sopa tibia
aquel día.

Nada hacia presagiar.
¡ Puto Neptuno !

La lamina se rompió
de repente
y en una explosión de cristales
apareció el enorme glande
del submarino nuclear.

Por un instante
el tiempo
se paro.
El silencio
FUE.

Y aquello
volvió a caer,
y cayeron
los cristales
y cayeron
los acordes
en estruendo inabarcable.
Y una ola inexorable
elevo nuestro barquito
de papel de cuadros
mimosamente construido
para la ocasión.

Vomitamos,
todos por estribor
porque nuestro barquito
de papel de cuadros
solo tenía estribor.

Abrimos los ojos
como platos
sujetamos las cañas
estúpidamente.
Mirábamos al submarino
que se balanceaba
en el silencio repentino
con su hoz
y su martillo
y su enorme estrella roja.

Oímos el gruñir
de resortes y tornillos

y con un ligero chapoteo
se alzo la escotilla.

Un segundo
dos segundos
tres
cuatro
cinco segundos
y apareció
su pequeña cabeza
y su largo cuello.

El avestruz
llevaba una gorra de plato exagerada
y nos miraba.

Y nos miro,
fijamente
como siempre hacen,
serio y duro
bajo su gorra exagerada.

Comenzó a hablar solemne
como hacen las avestruces
de su posición,
midiendo
los silencios,
abriendo sus enormes ojos sin fondo,
mirando
a través
de nuestras almas de papel
de cuadros:

.-”tres cosas
hay en la vida,
Salud,
dinero
y amor”,

carraspeo
y agravo la voz:

.-” Buscábamos
garotas del ampurda,
¡Ulises,
el idiota,
nos dio este rumbo equivocado,
y aparecemos en una mierda de mar pintado!
¡con gente pintada
en un barquito pintado
que solo tiene un lado!”

Supimos,
entonces,
de repente
lo que siempre
habíamos sabido.

¿cómo sentir tanto dolor
si no teníamos corazón?.

Las horas siguientes
fueron un loco ir
y venir
de avestruces sobre el casco
del enorme pene flotador.

Nosotros
no hicimos nada
no podíamos
hacer nada.

Miramos
sujetando las cañas
como los estúpidos dibujos
que eramos.
Yo me fui
desinflando
poco a poco
entre la angustia mas terrible
jamas imaginada,
entre un dolor
sin nombre
con olor
a sal
y algas.

Y fue
la nada.

martes, 5 de julio de 2011

niños de Fukushima II

No hay nada ya
a la vista,

la sal
no hace mas daño en los ojos
que la certeza
de transitar muerto
por el océano.
zombis nos llaman,
zombis pataleantes

como sueños de Kafka.

¿dónde quedó el coraje

para hacerse yonki
y estar más cerca?