El cadáver apareció
junto a la puerta del ayuntamiento.
Alguien lo había puesto allí esa noche
mientras los policías municipales jugaban a buscar estrellas
y se besuqueaban en el coche patrulla
liando de babas sus bigotes
entre raya y raya,
ellos y sus cosas
de patrulla nocturna en primavera.
junto a la puerta del ayuntamiento.
Alguien lo había puesto allí esa noche
mientras los policías municipales jugaban a buscar estrellas
y se besuqueaban en el coche patrulla
liando de babas sus bigotes
entre raya y raya,
ellos y sus cosas
de patrulla nocturna en primavera.
Alguien dejo el cadáver sonriente junto a la puerta,
a sus pies unos sobres con documentos,
cosas de impuestos,
catastros y residencias.
En su mano
uno de esos números de turno
de áspero papel azulado
que te hacen sentir igual
en el ayuntamiento
y en la pescadería,
001a.
a sus pies unos sobres con documentos,
cosas de impuestos,
catastros y residencias.
En su mano
uno de esos números de turno
de áspero papel azulado
que te hacen sentir igual
en el ayuntamiento
y en la pescadería,
001a.
Lo que nadie llego a entender,
ya en la sala de autopsias,
es la meticulosidad
con que todos los agujeros de su cadavérico cuerpo
habían sido rellenados
de claveles
reventones.
ya en la sala de autopsias,
es la meticulosidad
con que todos los agujeros de su cadavérico cuerpo
habían sido rellenados
de claveles
reventones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario