domingo, 8 de julio de 2018


Procrastinando lo improcrastinable,
sentado
con el ademán perdido en la mirada del avestruz,
sin cuerpo para Nerudas
sin cuerpo
para poetas.

Con el ademán
de quien espera, por esperar, que una tormenta arrase el mundo conocido
y no tener invitación para subir a arca alguna.

Sentado mirando mas haya de la pared
viendo, sin ver, pasar los cisnes por el lago
del cuadro inexistente
con su anacrónico estar, con su ser real
y su deseo de ser.

Angostado
como ese laurel
que no sobrevivió al invierno en la maceta,
angostado
como cualquier planta utilitaria a medio día.

Contemplando a Tara
acurrucada en un rincón
esperando
como siempre
al próximo minuto.

El pingüino me impele a tomar una decisión,
no hay opción,
no hay opción,
procrastinare porque si,
seguiré
procrastinando un rato mas y después

ya veré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario