Una letra
a la que acariciar,
a la que mimar
al sol
del invierno.
Una letra de invierno
de suave
vello aterciopelado
como una cabrilla saltarina del bosque de Pán.
Con otras letras
alegres
y tristes,
formando
y deformando
palabras inexistentes,
palabras
impronunciables,
sin idioma ni patria,
palabras capaces
de cambiar el mundo
y de hacerte sonreír
y llorar.
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