Me regalaste, aquel día, una letra
y en ese mismo instante
me enamore de ti,
era una letra del montón,
consonante,
negrita, eso si,
pero consonante,
no una de esas nobles
y escasas vocales,
de todas formas,
inmediatamente
me enamore de ti.
Era consonante
pero negrita
y con serif.
La puse
en mi caja verde
de las letras
con todas las otras
que llenan la caja
y la desbordan
cuando se queda
abierta,
la puse allí
para que juegue
a las palabras
y cada vez que la vea,
entre las demás
con un guiño de consonante rasa
me recuerde
que gracias a ella
me enamore un día,
y para siempre, de ti.
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