Obligados
a la victoria diaria,
obligados
a nacer
y a morir
a cada instante
frente a las armaduras
de los perros
de turno,
frente a las corbatas
de los perros
de turno,
frente a la indiferencia
de los perros
de turno.
a la victoria diaria,
obligados
a nacer
y a morir
a cada instante
frente a las armaduras
de los perros
de turno,
frente a las corbatas
de los perros
de turno,
frente a la indiferencia
de los perros
de turno.
Perdedores hasta el punto
de no tener
una revolución
para perder.
de no tener
una revolución
para perder.
Victoriosos
porque en nuestro corazón
llevamos
un mundo nuevo.
porque en nuestro corazón
llevamos
un mundo nuevo.
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