No puedo escribir
un poema amable hoy,
ahora solo veo,
una
y otra vez,
las imágenes
de esos policías
en Madrid, en Valladolid, en Burgos, en Barcelona,
como sacados
de una película
de ciencia-ficción,
golpeando
con verdadero placer en sus miradas,
con rabia almacenada,
seguramente, desde la infancia.
Ayudando
a que las gentes de los bancos
dejen en la calle a alguna persona
como tu
y como yo.
Incapaces
de pensar
y desobedecer,
como si un banco
mereciese algún tipo
de respeto.
Solo veo esas imágenes
y no entiendo
como la gente
se deja golpear
una y otra vez,
ni como,
ni por qué.
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